viernes, 15 de mayo de 2015

VIAJE A ESPAÑA

Era otoño, octubre. Recibimos la visa a España. ¡Qué alegría!
Dos días de viaje en el tren. Llegamos a Moscú, a la estación “Kazansky”; es antigua y grande; lo más importante de este edificio son los techos, son muy altos, de estilo barroco y cinco grandes generales, hechos de mosaico.
La  estación “Kazansky” está localizada en la plaza “Komsomolskaya”, junto a estas otras estaciones: ”Leningrandsky” y “Yaroslavsky”.
De Moscú volamos a Madrid , cinco horas de avión. En el aeropuerto nos esperaba el novio de Oksana,  mi amiga.
Seguimos en el coche a Barcelona. Por el camino  paramos a descansar en una cafetería. Yo me admiré de ver otro mundo, era distinto hasta el aire que respiraba.
Por fin llegamos a Barcelona; esta provincia antigua y moderna tiene lugares famosos como “Sagrada Familia”; Fuente Mágica de Montjuic; Macizo de Montserrat, Museo Nacional de Arte de Cataluña, Museo Picasso, Monumento a Colón, Aquarium, Arco de Triunfo, Museo Gaudí.
Me gustó esta ciudad, es preciosa .
                                               
                                              Gula Nagumanova 

lunes, 11 de mayo de 2015

LA MAGIA DE LA NAVIDAD

Siempre hay una primera vez en la vida. A veces éstas son agradables y otras no lo son tanto, pero en esta ocasión voy a contar algo que me pasó hace muchísimos años y que para mi fue uno de los momentos más felices de mi vida.
Se remonta a mi niñez, las primeras navidades que viví cuando empecé a tener uso de razón.
Yo tenía cinco o seis años, no lo sé con exactitud, pero si las recuerdo con mucha ilusión ya que esa vez vi por primera vez a los Reyes Magos, y para mí fue una de las experiencias más
inolvidables y bonitas que me pudieran pasar.
Era el cinco de enero por la tarde, y estaba esperando junto con mis padres y hermanos la llegada de éstos. Las luces de los adornos navideños alumbraban toda la zona, algunas se encendían y apagaban con intermitentes y pausados guiños, mientras una suave música de fondo se oía entonando alegres y melodiosos villancicos.
Las carrozas empezaron a pasar, y luego los pajes y los Reyes.
Yo estaba temblando como una hoja, no sé si por el frío helador que hacía aquella noche o por el nerviosismo del momento. Cuando llegaron a mi altura, y como por arte de magia, el Rey Melchor se acercó a mí,  y besándome en la mejilla me dio un buen puñado de caramelos, luego sonriéndome continuó con los demás su camino.
¡Oh, Dios, creí que me moría de la emoción! y me preguntaba una y otra vez, como podía ser que los mismos Reyes que en su día fueron a adorar al Niño al portal de Belén podrían estar conmigo en estos momentos. ¡Qué ingenuidad! la inocencia y candidez de un niño no tiene límites.
Han pasado muchos años, pero cada vez que llegan estas fechas me emociono al pensar en ellas, pero a su vez me entristece el saber que hay muchos niños que debido a las carencias, al hambre o a las guerras no pueden ser felices como lo fui yo.
Ojala algún día la desigualdad entre las personas desaparezca, que los horribles destellos que provocan las bombas o los misiles se apaguen para siempre, y en su lugar se encienda la luz a la esperanza para que brille con intensidad y pueda traer la paz y la magia de la Navidad a todos los lugares del mundo.


                                                                  Mª  Jesús

viernes, 8 de mayo de 2015

EL EUSKERA

La primera vez que asistí a clase de euskera fue muy importante, porque llevaba mucho tiempo queriendo aprender ese idioma.
Para mí es necesario aprender esa lengua por varias razones, entre ellas que es primordial integrarse en la comunidad, pero también lo es para buscar un trabajo; por tanto es imprescindible aprenderlo y lo haré con entusiasmo, sin perder el tiempo.
Creo que es uno de los idiomas más difíciles del mundo, ya que no tiene nada que ver con el mío.
El primer día no entendí nada, a pesar de que el profesor tenía mucha paciencia conmigo, y que los compañeros son inmejorables.
Llevo tiempo; aún así sigo sin saber nada...


                                               SONIA NGUEMA

EL VIAJE

La primera vez que salí de mi país para viajar al extranjero, no fue por vacaciones o porque tenía una ilusión, sino por trabajo: la necesidad me obligaba.
No se me olvida la vez que tuve que subir al avión. Para mí ese momento fue como si estuviera en otro mundo.
No sólo era que tenía miedo, además no sabía a dónde llegaría y sentía mucha tristeza por mis seres queridos. ¿Cuándo volvería? Sabía que iba muy lejos.
También sentía una gran incertidumbre. Me preguntaba: ¿cómo será allá? Pero yo estaba ahí dentro, sentada en el avión. Para mí no era un lujo, sino, más bien, una confusión.
El avión despegó y vi como subíamos más y más. Cuando miraba hacia abajo, las casitas parecían de juguete. Comprendí que no había vuelta atrás. Me tocó mirar de frente, prepararme psicológicamente para mi llegada y pedir a Dios que me diera fuerzas para salir adelante.
Fue así; no fue nada fácil, pero sí salí adelante. Viví malas y buenas experiencias que me ayudaron a crecer en la vida.


                                                     SABINA CARBAJAL


LA EXCURSIÓN

Fuimos desde la mañana a pasar el día a Bilbao. Fue la primera vez que monté en un tranvía, iba con mi hermano y mi ama.
Mientras íbamos en el tranvía, estuvimos muy contentos mi hermano y yo. Saludábamos a toda la gente y a la vez los dos nos reíamos mucho; ama disfrutaba viéndonos sonreír.
Nos paramos en Portugalete; desde allí fuimos a coger el Puente Colgante. Al montar sentí una impresión grande. Yo no miraba hacia abajo, ni hacia arriba, sólo miraba de frente.
Tenía ganas de llegar al otro lado. Cuando, por fin, llegué al final del trayecto, me tranquilicé un poco.
Pasamos el día en Portugalete y en Bilbao. Comimos en un restaurante de Bilbao y después nos fuimos de compras: ama nos compró algún capricho. Pasaron las horas rápidamente.
Fuimos a Abando a coger el autobús para volver a casa.
Llegamos muy cansados, cansadísimos, a casa, aunque nos lo habíamos pasado muy bien en Bilbao y Portugalete.
                                                       


                                        MAITE SEOANE

MI PRIMER VIAJE

Mi primer viaje a Alemania de emigrante, fue una experiencia buena y provechosa.
Viví muy bien después, nacieron mis hijos y los años pasaron felizmente.
Unos cinco años después volvimos a nuestra casa, nos quedamos a vivir en Igorre.
Trabajé con mi familia, mis hijos y mis nietos
El segundo viaje que recuerdo fue en 2001; viajé a Italia con unas amigas, visitamos muchas ciudades: Roma, Florencia, Venecia, Padua, regreso por Cataluña y Zaragoza.
Ha habido varias viajes a Lourdes organizados para el valle de Arratia. Yo he ido cuatro veces con el padre Juan.

He visitado también Pirineos, Navarra, Galicia, mi tierra, Asturias, la ciudad de Oviedo inolvidable.
Y sin olvidar, tengo recuerdos de mi último viaje en 2014 a Benidorm.
Han sido todos interesantes, ahora los echo de menos.

                           
                                                 
                                               JOSEFA FERNÁNDEZ

EN EURODISNEY

La primera vez que fuimos a “Eurodisney” fue cuando los hijos eran adolescentes , cuando yo también creía que lo era, descubriendo” Las Casas Encantadas “y sus personajes disfrazados . Estuvimos dos días visitándolo todo, y nos pareció poco.
Nos montábamos en todas las barracas, desayunábamos en el hotel con los muñecos.

En París estuvimos dos días más visitando la ciudad , también nos pareció poco.
Una  tarde anduvimos en el metro y cuando nos dimos cuenta habíamos llegado al final de la línea.
Hicimos el viaje en autobús; aunque fue largo, aprovechamos el tiempo y no se nos hizo largo: fue el viaje más bonito de mi vida.

                                     
                                                 Gildo García